Música y cuentos. Con Laura Escuela. El arte de acompañar y crear.


     Allá por el 2009 tuve la oportunidad de actuar por primera vez en la "Noche del terror" del Festival de Cuentos del pueblo de los Silos. Una noche temática que me condujo a conocer a decenas de narradores y cuenta cuentos de toda la geografía Canaria y parte del mundo. Entre ellos una carismática y singular persona que hasta hoy tengo el honor de conocer y tratar: Laura Escuela. Con ella he podido compartir distintos momentos cuento-musicales que se han convertido en recuerdos memorables.
      Cuando Laura y yo actuamos por primera vez, consiguió sacar de mi el tenor que tengo dentro. Poniéndome a cantar el aria de Rigoletto "La donna è mobile" de Verdi, mientras me auto acompañaba  con el violonchelo. Mi carrera de cantante duro sólo ese día. Pero con el público asistente lo pasamos verdaderamente bien. 
      Todas la intervenciones con narradores son muy diferentes. Pues depende mucho de cada narrador y de su manera de trabajar sobre escena. Los hay muy abiertos a las posibilidades y aportaciones que podemos dar los músicos y también quien prefiere una linea distinta, cómo la música de fondo y de eventual protagonismo. Lo bueno es que en general son todos súper simpáticos y enamorados de la interacción. Lo más importante para mí es conocer la temática del texto narrado y el trasfondo, si es un tema que cita la añoranza, el amor, el odio,  humor, tristeza etc etc Eso ya me conduce directamente a que tipo de música voy a introducir bajo el texto. La música de cine me ha aportado muchas ideas al respecto. Pues a veces basta con crear efectos que caminen al lado de cada expresión o imagen que el narrador describa o también podemos simplemente añadir una melodía escrita o no, que eleve las emociones. ¿ Cuál es la correcta ? Me remito a lo que dije antes, buscar la que creamos que evoque la emoción que corresponda al texto. 
     El arte de acompañar sin partituras los cuentos no está exento de libertad. Para ambas partes. Más bien todo lo contrario hay que estar preparado para la improvisación. Pues cada público es diferente. Y muchas veces hay que despertarlo o cambiar los ritmos narrativos y sonoros para dinamizar la actuación y conseguir una mayor atención o reacción de estos.  Aunque los realmente más gratificante de trabajar con los narradores siempre es el público infantil. Que se deja llevar por su imaginación y el texto. 
     Entiendo perfectamente que para muchos músico sea algo incomodo esta participación con narradores y más cuando se trata de conducir un texto. No es fácil llegar al clímax, hace falta recursos y a veces una sola partitura no entrega todo lo que puede durar el texto, o simplemente no lo aborda en todas sus posibilidades y en los momentos idóneos. El arte de acompañar la palabra depende mucho de escuchar bien el texto, o saber como conducirlo. Fernando Argenta hizo un trabajo con texto y música para los niños magnifico. Adaptando muy bien el texto a la música que se sucedía. Tal vez esto sea, desde mi punto de vista, lo contrario. Dado que la importancia del texto es mucho más crucial en las distancias cortas, con un público que desea compartir y vivir una nueva experiencia en un  breve espacio de tiempo. 
     En la foto que tenemos en la parte inferior, vemos a Laura narrando en el Colegio Acaymo de la Ciudad de La Laguna y a mi acompañándola en una serie de cuentos de terror para niños de entre  cuatro y seis años. Donde padres y madres también estaban invitados a dicha jornada.
     





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